Cuando era pequeña, el único deporte que veía hacer a mis padres era correr detrás de mi hermana y mío para llevarnos de un sitio a otro, trabajar y poder llegar a todo. Sin embargo, a pesar de que ellos no se habían puesto un chándal en su vida, mi madre insistía –se podría decir incluso que nos obligaba, lo cual hoy le agradezco muchísimo– a que hiciéramos al menos una actividad deportiva como extraescolar, lo que quisiéramos, pero había que moverse. Una, que siempre ha sido horrible en estos menesteres, probó de todo: gimnasia rítmica, balonmano, voleibol, ballet… Y así pasó mi vida escolar.
En casa, nuestra única relación con el deporte se basaba en acudir de vez en cuando a ver al Levante en Segunda B y las Escuelas Deportivas Municipales. Sin embargo, sí había una cita que se comentaba cada año: La Volta A Peu.
No se trataba de salir a correr, que también, era un acontecimiento social. Algunos de mis compañeros iban con sus padres y luego el lunes venían a clase con una camiseta de algodón gigante –porque lo de elegir talla entonces no se llevaba tanto– que demostraba su gesta. Tenía una amiga que iba cada año con su padre y tenía de diferentes ediciones y recuerdo que yo pensaba: “Guaaau, qué chulo”. Para mí eso era lo más. Esas camisetas blancas eran más tendencia que las de Levi’s esta temporada.
Mis padres decían que otro año nos apuntaríamos, pero luego se nos pasaba la fecha y así en ciclo… No corrimos nunca (hasta ahora), pero sí que hicimos otra cosa, replicar la Volta A Peu en el barrio. Porque sí, hubo una época en que en Valencia no se hacían carreras, ni 10K ni nada de eso, se corrían ‘voltas a peu’. Y hablo de hace 20 o 22 años, porque aquí se ha corrido siempre.
Si algo tiene la Volta a Peu no es solo que ha animado a salir a moverse a generaciones como las de mis padres, que han crecido teniendo que pensar en otras cosas y sin ningún tipo de educación física; también ha hecho que las familias, los amigos, los vecinos, se “comboien” para compartir un día festivo de juegos y diversión; ha creado una nomenclatura propia para las carreras valencianas; y, sobre todo, se ha convertido en una tradición y una cita ineludible del calendario deportivo y de ocio en la ciudad. Porque como dice su lema, “La Volta A Peu és per a tots el peus”. Quizá incluso para los míos… ¿Mamá, nos apuntamos?
Pd. Quizá, ahora que lo vintage está de moda, la organización podría hacer una serie de esas camisetas blancas para que personas como yo nos quitemos esa espinita, ¿no os parece? ¿Qué tal para el 40 aniversario?